De pequeña, mi mamá siempre me leía cuentos antes de quedarme dormida. Siempre esperaba con ansias ese momento de la noche. Era mi parte favorita del día, porque sacaba a pasear mi imaginación. Por lo tanto, desde el momento en que me enteré que sería madre, comencé a comprar cuentos de hadas para mi bebé. Cada vez que visitaba una tienda, iba derechito a la sección de libros para niños, con la intención de comprar todos los que estuvieran en especial, obvio. Una vez que di a luz a mi bebé, comencé a leerle todas las noches un cuento distinto. Aunque sé que es muy pequeña para entender, me encanta ese momento de la noche cuando ambas nos acostamos en la cama a disfrutar de la lectura.
A pesar que mi bebé solo tiene seis meses, es impresionante y hermoso, ver su carita cada vez que saco un libro para leerle antes de dormir. Cada vez que le leo, ella mira el libro, se queda un ratito observando todos los colores que presenta cada página y luego me mira y así sucesivamente. Cuando me toca imitar la voz de un personaje, ella se queda fijamente mirándome y luego se ríe como si entendiera lo que le cuento.
Así que madre que me lee, la lectura es importante en la vida de nuestros hijos. Fomentar esta actividad en los niños desde una temprana edad es recomendable. Aunque no seas amante a la lectura, los libros infantiles son sumamente cortos en texto y con muchas imágenes que ambas disfrutarán.
A mi bebé le encanta que le lea y espero que esta iniciativa la ayude a amar la lectura para que cuando crezca, coja cómo hábito leer antes de acostarse a dormir. Esta actividad ayuda a expandir su imaginación, vocabulario y distintas destrezas para el futuro.
El leerle un libro distinto a mi bebé en las noches, ha creado un vínculo inigualable entre ella y yo.
