Nadie dijo que era fácil tener un bebé y mucho menos criarlo en una vida tan ajetreada como la que actualmente las madres trabajadoras tenemos.  Muchos me advirtieron lo difícil que sería traer un bebé a este mundo tan competitivo.  Me decían que trabajar, atender a mi esposo, mantener la casa ordenada, cocinar, limpiar y cuidar de un bebé; iba a ser una vida de muchos sacrificios.  Sin embargo, no les hice caso y decidí expandir a mi familia.  

Les confieso que el primer mes como madre primeriza fue el momento más difícil de mi vida. La adaptación a mi nuevo cuerpo, a mi nuevo estilo de vida, a no dormir más de dos horas corridas, a conocer a mi bebé y crear una rutina; llevó a que mi nivel de ansiedad se apoderara de mí.  En ocasiones, sentía que no podía más con tantas responsabilidades a la vez.   Ese primer mes, llegué a sentir que me ahogaba con un vaso de agua y que nadie me entendía.  Estaba rodeada por familiares y amigos que me ayudaban, pero me sentía sola y deprimida. Sin embargo, todos esos sentimientos cambiaron.

Mi bebé fue creciendo y a la vez nos fuimos conociendo mucho más.  Aunque continúo sin poder dormir más de dos horas corridas, siento que la rutina que tanto deseaba ese primer mes, por fin la tengo.  Amo despertarme en la madrugada, (estilo zombie) a atender a mi bebé y ver cómo su mirada me dice "te amo y te necesito".  Amo despertarme por la mañana, mirar la carita de mi bebé y ver esa sonrisa que me brinda cada vez que le digo "Good Morning" (con voz chillona).  Así que mamá primeriza que me lees, tranquila que todo mejora.  Al principio no es como en los cuentos de hadas, pero con el tiempo las cosas mejoran.  No digo que la vida será perfecta, pero si te prometo que emocionalmente tu vida cambiará para bien. 

Amo ser madre, amo a mi bebé más que a mi misma y no cambio esta experiencia por nada en el mundo.  Sin embargo, esto es una etapa que se vive días tras día y se aprende constantemente.  Todos los días son distintos, unos mejores que otros, pero lo que no cambia es el amor que esos angelitos nos brindan como madres.

Así que por favor, le pido a todas esas personas que no han pasado por una experiencia cómo esta, a que no juzguen a las madres que vemos despeinadas, llorando, agotadas, tristes, felices, saliendo con sus amigas o con su pareja, etc.   No obstante, bríndenle ayuda y comprensión.  Denle la mano y apoyen el poder que tienen las mujeres de ser guerreras de vida y poder con tantas responsabilidades, por que, nadie dijo que era fácil ser madre.